Tras muchas semanas de confinamiento y estar resguardado en casa para evitar contagio. Y comienzan las medidas de aislamiento a relajarse y es posible salir a la calle a realizar tus actividades habituales.
Muchas personas no disfrutan regresar a las calles y los paseos rutinarios sienten miedo a comenzar a salir a las calles. Es lo que se conoce síndrome de la cabaña, no se trata de una enfermedad típica, sino de un conjunto de síntomas relacionado con el aspecto emocional.
Según los estudios de psicología clásica se presenta el síndrome a personas e que ha pasado mucho tiempo en situaciones de aislamiento como plataformas petroleras, barcos o submarinos.
Los seres humanos tienen a crear rutinas para manejar mejor las situaciones desconocidas. Mientras que en los primeros días, al no poder salir a la calle producía desasosiego y enojo, a hora que la mayoría se ha acostumbrado a estar en casa se produce el efecto contrario.
Además, la expansión de la enfermedad ha ganado un contexto de inseguridad mayor al que había antes del confinamiento y salir a la calle implica exponerse, por lo tanto, pensamos “El hogar es un refugio ante este ambiente de incertidumbre, buscando espacios que aportan seguridad y control.
Las personas que tienen tendencia a generar pensamientos o circunstancias negativas que actúan como escenarios mentales catastróficos, que la sobre exposición a la información en estos días inciertos, contribuye a alimentar el pensamiento circular y por lo tanto a generar más incertidumbre.
Las personas que sufren patologías previas como la depresión, la agorafobia o la ansiedad social se conocen como hipocondría o hipocondríaca.
También las personas que han pasado el confinamiento solos y no han tenido que realizar salidas rutinarias.
La alerta constante y los mensajes que se han recibido todo este tiempo también han contribuido al miedo al contagio que además ha vuelto a crecer.
Para superar los temores, los expertos coinciden en que como todos los miedos lo mejor es enfrentarlos a él. “En el corto plazo permanecer en casa produce una sensación de alivio y de falsa seguridad. La percepción de miedo se va instalando y las limitaciones se acrecientan.
Pero lo tanto “No pasa nada por tener miedo, pero hay que intentarlo que esto no te secuestre.
Si empezamos a dejar de hacer cosas por el miedo poco a poco iremos cediendo parte de nuestra vida personal y acabamos generando un cuadro de ansiedad más grande.
La vuelta debe de hacerse de manera gradual y realizar salidas para hacer actividades gratificantes, esto motivación ayuda a contrarrestar el miedo.
Muchas personas no disfrutan regresar a las calles y los paseos rutinarios sienten miedo a comenzar a salir a las calles. Es lo que se conoce síndrome de la cabaña, no se trata de una enfermedad típica, sino de un conjunto de síntomas relacionado con el aspecto emocional.
Según los estudios de psicología clásica se presenta el síndrome a personas e que ha pasado mucho tiempo en situaciones de aislamiento como plataformas petroleras, barcos o submarinos.
Los seres humanos tienen a crear rutinas para manejar mejor las situaciones desconocidas. Mientras que en los primeros días, al no poder salir a la calle producía desasosiego y enojo, a hora que la mayoría se ha acostumbrado a estar en casa se produce el efecto contrario.
Además, la expansión de la enfermedad ha ganado un contexto de inseguridad mayor al que había antes del confinamiento y salir a la calle implica exponerse, por lo tanto, pensamos “El hogar es un refugio ante este ambiente de incertidumbre, buscando espacios que aportan seguridad y control.
Las personas que tienen tendencia a generar pensamientos o circunstancias negativas que actúan como escenarios mentales catastróficos, que la sobre exposición a la información en estos días inciertos, contribuye a alimentar el pensamiento circular y por lo tanto a generar más incertidumbre.
Las personas que sufren patologías previas como la depresión, la agorafobia o la ansiedad social se conocen como hipocondría o hipocondríaca.
También las personas que han pasado el confinamiento solos y no han tenido que realizar salidas rutinarias.
La alerta constante y los mensajes que se han recibido todo este tiempo también han contribuido al miedo al contagio que además ha vuelto a crecer.
Para superar los temores, los expertos coinciden en que como todos los miedos lo mejor es enfrentarlos a él. “En el corto plazo permanecer en casa produce una sensación de alivio y de falsa seguridad. La percepción de miedo se va instalando y las limitaciones se acrecientan.
Pero lo tanto “No pasa nada por tener miedo, pero hay que intentarlo que esto no te secuestre.
Si empezamos a dejar de hacer cosas por el miedo poco a poco iremos cediendo parte de nuestra vida personal y acabamos generando un cuadro de ansiedad más grande.
La vuelta debe de hacerse de manera gradual y realizar salidas para hacer actividades gratificantes, esto motivación ayuda a contrarrestar el miedo.