Si año con año te has rendido ante la inminente realidad de no cumplir los propósitos que haces al inicio de cada año, probablemente la razón sea más allá de no tener voluntad o no tener ganas de cumplirlos.
Pocos de nosotros consideramos cuidadosamente las emociones detrás de nuestros propósitos de año nuevo, ya sea que llevemos más de un mes pensando o investigando cuáles serán los mejores propósitos, o que se nos hayan ocurrido al “cuarto para las doce” (literalmente), es probable que no hayamos dedicado suficiente tiempo desde el punto de vista de la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional incluye la capacidad de reconocer, comprender, expresar y regular adecuadamente las emociones. Con base en lo anterior, podemos decir que, un propósito emocionalmente inteligente es aquel que tiene en cuenta su panorama emocional general propio: ¿Qué es lo que realmente me hace feliz? ¿Qué puedo hacer para minimizar o desahogar adecuadamente las emociones negativas?
Primero yo
Un enfoque emocionalmente inteligente para buscar la felicidad no es hedonista ni miope, sino que considera su felicidad general y a mediano y largo plazo, no se trata de mantenerse cómodo o evitar situaciones difíciles; en todo caso, las personas emocionalmente inteligentes son más propensas a asumir riesgos o superar situaciones difíciles porque reconocer una emoción negativa es el primer paso para superarla.
“Asumo lo que soy y mis debilidades, porque al ser consciente mi esfuerzo vale más la pena”
Los aspectos principales a considerar al evaluar las resoluciones desde una perspectiva emocionalmente inteligente son Antes, Durante y Después. ¿Cómo te sientes antes, durante y después?esta pregunta es una de las más importantes a tener en cuenta al crear un propósito de año nuevo.
Una de las formas más fáciles de adivinar que alguien está tomando una decisión que no va a cumplir es preguntar ¿qué lo motiva a hacer el cambio? si la respuesta comienza con “Mi hermana / pareja / padres dicen que necesito…”, no tienes que seguir escuchando para saber que, llegado febrero (en el mejor de los escenarios), ese propósito ya no se cumplirá ni continuará. La gran diferencia radica en hacer algo “por otra persona” de una manera que sea realmente para ti, como "Quiero ponerme en forma para poder jugar con mi hijo" o "Quiero pasar más tiempo con mi pareja": estas motivaciones no dependen de la inversión continua de la otra persona en, o incluso del conocimiento de, esa resolución.
Confía en que te conoces a ti mismo.
Hay muchos factores diferentes a considerar al hacer propósitos de año nuevo, pero hay preguntas clave que aquí vamos a identificar.
¿Es mejor elegir una meta más pequeña y alcanzable, o ser ambicioso?
En realidad, es mejor hacer una meta, la que creas que puedes hacer pero que sabes que te constará cumplirla, no debe ser imposible pero tampoco puede ser simple.
Cuando se trata de dedicar tiempo a alguien, no podemos decir que “todos los días le dedicaré cinco horas”, porque no lo vas a poder cumplir por tus demás ocupaciones, en cambio si dices que “cuatro días a la semana le dedicarás cuarenta minutos”, es más fácil alcanzar tu meta, pero te llevará compromiso para hacerlo.
Cuando hablamos de estudiar un idioma, debemos ser conscientes que el dominio de un idioma no se logra al cien por ciento en doce meses, así que debemos considerar que si tiene niveles debemos establecer nuestro propósito con alcanzar “X” nivel a lo largo del año.
Cuando hablamos de los dos hábitos más comunes que son hacer ejercicio y bajar de peso, siempre pensamos que es inscribirnos a un gimnasio y bajar 20 kilos y más errados de la realidad; en el primer caso debemos pensar en qué queremos lograr al hacer ejercicio y establecerlo como principal propósito al hacer ejercicio, por ejemplo, prepararme para correr en la carrera anual “X” en la categoría de cinco kilómetros, esto conlleva entrenamiento; en el segundo caso es más fácil si antes de establecer el propósito se visita a un médico, él nos podrá orientar al respecto de cuanto y en qué proporciones se debe bajar de peso, luego podríamos hacer el propósito, realizar una dieta baja en carbohidratos para poder bajar “X” kilos en “X” tiempo.
¿Comenzar tan pronto como decida hacer un cambio, o esperar un momento crucial como el comienzo del nuevo año o un cumpleaños?
Todo depende de qué tan fácil es iniciar, cuando el inicio del propósito depende completamente de uno (entrenar para la carrera, dedicar tiempo a alguien) por supuesto que mientras más pronto mejor; pero cuando el propósito depende de otras personas o entidades (inscripción a la escuela de idiomas, doctores para consultar la mejor dieta) entonces en mejor iniciar cuando la disponibilidad de esas personas o lugares lo permitan.
¿Centrarse en crear una “cadena ininterrumpida” de hábitos, o tomar un día a la vez?
Lo mejor es hacer hábitos, y que estos no interfieran con tus actividades profesionales, personales, sociales, etc., pero es importante indicar que los hábitos se logran un día a la vez y no deben ser frustrantes, más bien deben ser retadores, deben ser creativos y deben ser personales.
Para algunas personas, comenzar poco a poco les permite desarrollar la confianza para construir un cambio de estilo de vida más grande, mientras que, para otras, dejar de fumar de golpe es lo único que funciona. A veces, es útil centrarse en la cadena ininterrumpida y, a veces, anima a arrojar sus metas por la ventana en el primer paso en falso. A veces, contarle a la gente sobre sus metas crea una medida de responsabilidad y, a veces, reduce su motivación porque piensa que hablar de una meta es un progreso. La única forma real de tomar una resolución que se mantenga es estar consciente de sus propios pensamientos y sentimientos durante el proceso de intentar hacer un cambio, o decidir qué cambio hacer, y descubrir qué funciona para usted.
Colaboración :
Vicente Cañedo Loman
@VinxCanedo
[email protected]
Todo depende de qué tan fácil es iniciar, cuando el inicio del propósito depende completamente de uno (entrenar para la carrera, dedicar tiempo a alguien) por supuesto que mientras más pronto mejor; pero cuando el propósito depende de otras personas o entidades (inscripción a la escuela de idiomas, doctores para consultar la mejor dieta) entonces en mejor iniciar cuando la disponibilidad de esas personas o lugares lo permitan.
¿Centrarse en crear una “cadena ininterrumpida” de hábitos, o tomar un día a la vez?
Lo mejor es hacer hábitos, y que estos no interfieran con tus actividades profesionales, personales, sociales, etc., pero es importante indicar que los hábitos se logran un día a la vez y no deben ser frustrantes, más bien deben ser retadores, deben ser creativos y deben ser personales.
Para algunas personas, comenzar poco a poco les permite desarrollar la confianza para construir un cambio de estilo de vida más grande, mientras que, para otras, dejar de fumar de golpe es lo único que funciona. A veces, es útil centrarse en la cadena ininterrumpida y, a veces, anima a arrojar sus metas por la ventana en el primer paso en falso. A veces, contarle a la gente sobre sus metas crea una medida de responsabilidad y, a veces, reduce su motivación porque piensa que hablar de una meta es un progreso. La única forma real de tomar una resolución que se mantenga es estar consciente de sus propios pensamientos y sentimientos durante el proceso de intentar hacer un cambio, o decidir qué cambio hacer, y descubrir qué funciona para usted.
Colaboración :
Vicente Cañedo Loman
@VinxCanedo
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