
¡Dale, Dale, No pierdas el tino!
Yo crecí en un populoso barrio de la ciudad de México en donde la llegada de las fiestas de diciembre provocaba un gran alboroto.
Las ventanas de todas las casas se llenaban de luces de muchos colores y las imágenes de cartón alusivas a la época navideña se veían por doquier.
Ir de compras con mi madre en aquellos días era una experiencia tan gratificante, que todavía con frecuencia en estas fechas la evoco con nostalgia; recuerdo vividamente el color y aroma de los puestos del viejo mercado de mi barrio, me gustaba contemplar los montones de fruta con los que se llenaban las piñatas, que en hilera, una tras de otra colgaban de los techos esperando su turno de ser vendidas, todo lo llenaban de magia, sus largas barbas de papel y sus enormes picos les hacían ver como estrellas de muchos colores.
Luego, en las frías tardes de aquellos inviernos íbamos a las casa de los vecinos a celebrar las posadas, una hermosa tradición llena de cantos y dulces, este recuerdo me inunda con su aroma a ponche de fruta, en aquellos días nunca me puse a pensar de donde vendrían o ¿Porque se celebraban estas fiestas?, lo único que tenia yo muy claro es que desde que tenia uso de razón se celebraban en mi casa y en toda la calle donde yo vivía, nunca imagine que comenzaron a celebrarse cuando los españoles conquistaron nuestro país y que su celebración es el resultado del esfuerzo de estos por evangelizar al pueblo indígena, que justo en estas fechas llevaba a cabo rituales y fiestas dedicadas a la cosecha y a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, muchos no teníamos ni idea de lo que esto significaba, lo único que nos importaba era pegarle a la piñata y hacer la travesura de quemarle algunos cabellos a las niñas con la llama de las velitas que usábamos para iluminar nuestro camino en tanto acompañábamos a los peregrinos en su traslado.
Yo crecí en un populoso barrio de la ciudad de México en donde la llegada de las fiestas de diciembre provocaba un gran alboroto.
Las ventanas de todas las casas se llenaban de luces de muchos colores y las imágenes de cartón alusivas a la época navideña se veían por doquier.
Ir de compras con mi madre en aquellos días era una experiencia tan gratificante, que todavía con frecuencia en estas fechas la evoco con nostalgia; recuerdo vividamente el color y aroma de los puestos del viejo mercado de mi barrio, me gustaba contemplar los montones de fruta con los que se llenaban las piñatas, que en hilera, una tras de otra colgaban de los techos esperando su turno de ser vendidas, todo lo llenaban de magia, sus largas barbas de papel y sus enormes picos les hacían ver como estrellas de muchos colores.
Luego, en las frías tardes de aquellos inviernos íbamos a las casa de los vecinos a celebrar las posadas, una hermosa tradición llena de cantos y dulces, este recuerdo me inunda con su aroma a ponche de fruta, en aquellos días nunca me puse a pensar de donde vendrían o ¿Porque se celebraban estas fiestas?, lo único que tenia yo muy claro es que desde que tenia uso de razón se celebraban en mi casa y en toda la calle donde yo vivía, nunca imagine que comenzaron a celebrarse cuando los españoles conquistaron nuestro país y que su celebración es el resultado del esfuerzo de estos por evangelizar al pueblo indígena, que justo en estas fechas llevaba a cabo rituales y fiestas dedicadas a la cosecha y a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, muchos no teníamos ni idea de lo que esto significaba, lo único que nos importaba era pegarle a la piñata y hacer la travesura de quemarle algunos cabellos a las niñas con la llama de las velitas que usábamos para iluminar nuestro camino en tanto acompañábamos a los peregrinos en su traslado.

Atrás, en el olvido, quedo enterrado en el tiempo el recuerdo de nuestros abuelos que salían de sus casas e iban a las enormes calzadas de la gran Tenochtitlan y regalaban tamales a los vecinos, hacían danzas rituales y encendían grandes lumbreras en lo alto de los templos como un agradecimiento a los dioses Aztecas por los dones de la buena cosecha.
Cada vez que se acerca la fecha en que inician las posadas evoco aquel tiempo de mi niñez y saboreo otra vez los dulces que nos regalaban en unas pequeñas canastas tejidas y que se llamaban aguinaldos, creo que esta costumbre todavía sigue vigente pero en lugar de las coloridas canastitas se utilizan las insípidas bolsas de plástico.
Los mayores nos reunían entonces a todos los niños antes de iniciar la peregrinación y decían: ¡ Si no se portan bien no habrá aguinaldo, ni tampoco podrán pasar a romper la piñata¡ A la que por cierto se les da de palazos porque representa todo lo malo y al romperla quiere decir que acabamos con él y que su fruta es la recompensa que obtenemos por haber vencido al mal; a nosotros por supuesto no nos importaba mucho esto, sabíamos que dentro de ella estaba la jugosa fruta y que nuestro prestigio entre la tropa de chamacos crecería si lográbamos romperla, vendados de ojos y al grito de ¡Dale, Dale, no pierdas el tino!... nos lanzábamos a la lucha y a veces descalabrábamos a algún vecino con un palazo ciego, pero siempre alguno de nosotros vencía y terminaba rompiendo la piñata. ¡Ha que buenos tiempos aquellos!, hoy tristemente muchas de estas tradiciones se han perdido, tal y como le paso a la fiesta de Quetzalcóatl y sus tamales.
Cada vez que se acerca la fecha en que inician las posadas evoco aquel tiempo de mi niñez y saboreo otra vez los dulces que nos regalaban en unas pequeñas canastas tejidas y que se llamaban aguinaldos, creo que esta costumbre todavía sigue vigente pero en lugar de las coloridas canastitas se utilizan las insípidas bolsas de plástico.
Los mayores nos reunían entonces a todos los niños antes de iniciar la peregrinación y decían: ¡ Si no se portan bien no habrá aguinaldo, ni tampoco podrán pasar a romper la piñata¡ A la que por cierto se les da de palazos porque representa todo lo malo y al romperla quiere decir que acabamos con él y que su fruta es la recompensa que obtenemos por haber vencido al mal; a nosotros por supuesto no nos importaba mucho esto, sabíamos que dentro de ella estaba la jugosa fruta y que nuestro prestigio entre la tropa de chamacos crecería si lográbamos romperla, vendados de ojos y al grito de ¡Dale, Dale, no pierdas el tino!... nos lanzábamos a la lucha y a veces descalabrábamos a algún vecino con un palazo ciego, pero siempre alguno de nosotros vencía y terminaba rompiendo la piñata. ¡Ha que buenos tiempos aquellos!, hoy tristemente muchas de estas tradiciones se han perdido, tal y como le paso a la fiesta de Quetzalcóatl y sus tamales.

Todos sabíamos que la primera posada la celebraban en casa de mi amigo Cesar, su papa tenia la costumbre de colocar en su azotea una corneta metálica como las que usan los sonideros y ponía música desde el medio día hasta ya muy entrada la media noche, todo el barrio se inundaba con su música, lo mismo oíamos un villancico que una ranchera de José Alfredo Jiménez, hasta ahí sabíamos de la primera posada, porque nunca nos preguntamos ¿donde se celebro la primera posada? , y por si a usted le pasa lo mismo que a mi le contare que nadie sabe exactamente donde se llevo a cabo la primera posada que se celebro en México, pero varias referencias en textos muy antiguos dan cuenta de que fue en el pueblo de San Agustín Acolman ubicado en el estado de México allá por el año de 1587.
Estas fiestas se llevan a cabo durante nueve días inician el día 16 de diciembre y culminan el día 24 con la celebración de la noche buena, durante las famosas posadas se cantan villancicos que fueron traídos de Europa pero que al paso del tiempo se trasformaron en letanías y cantos tradicionales de nuestro pueblo; durante las posadas se llevan a cabo diversos rituales, todo como una representación del peregrinar de Maria y José en busca de Belén.
Estas fiestas se llevan a cabo durante nueve días inician el día 16 de diciembre y culminan el día 24 con la celebración de la noche buena, durante las famosas posadas se cantan villancicos que fueron traídos de Europa pero que al paso del tiempo se trasformaron en letanías y cantos tradicionales de nuestro pueblo; durante las posadas se llevan a cabo diversos rituales, todo como una representación del peregrinar de Maria y José en busca de Belén.

En las posadas de nuestros tiempos ya no se cantan muchas de las viejas letanías ni se lleva a cabo el peregrinar de casa en casa, se han perdido cantos tradicionales como el de:
“Ándale Luisa
No te dilates
Con la canasta de los cacahuates
Ándale María
Sal del rincón
Con la canasta de la colación”
Y muchos cantos más que quizás jamás volverán a escucharse durante estas festividades. Que lejanos parecen aquellos días cuando le reventábamos la panza al cielo de la noche con el tronido de los cohetes, cuando nos quitábamos el frio tomando ponche de fruta bien caliente y servido en jarros de barro rojo, nunca olvidare el griterío de los niños al romper la piñata y la música del papa de mi amigo Cesar, estos recuerdos me llenan de melancolía y me invade la tristeza, al saber, que mucho de estas fiestas se ha perdido, solo me consuela que en el viejo barrio de mi niñez todavía se celebran algunas posadas, son las menos, pero persisten, como lo hacen las mejores cosas de la vida.
“Ándale Luisa
No te dilates
Con la canasta de los cacahuates
Ándale María
Sal del rincón
Con la canasta de la colación”
Y muchos cantos más que quizás jamás volverán a escucharse durante estas festividades. Que lejanos parecen aquellos días cuando le reventábamos la panza al cielo de la noche con el tronido de los cohetes, cuando nos quitábamos el frio tomando ponche de fruta bien caliente y servido en jarros de barro rojo, nunca olvidare el griterío de los niños al romper la piñata y la música del papa de mi amigo Cesar, estos recuerdos me llenan de melancolía y me invade la tristeza, al saber, que mucho de estas fiestas se ha perdido, solo me consuela que en el viejo barrio de mi niñez todavía se celebran algunas posadas, son las menos, pero persisten, como lo hacen las mejores cosas de la vida.
Lic. Roberto Pérez Becerra
[email protected]
-Fiestas de México, CONACULTA 1989-
-Navidad Mexicana, México Desconocido No.26-
- Fiestas del México prehispánico tesis Leopoldo Martínez ENAH México 2000-
[email protected]
-Fiestas de México, CONACULTA 1989-
-Navidad Mexicana, México Desconocido No.26-
- Fiestas del México prehispánico tesis Leopoldo Martínez ENAH México 2000-