Cuenta la leyenda que el cacao fue un regalo de los dioses a la humanidad, pero en realidad para los tabasqueños es el recuerdo y la herencia de sus abuelos, un patrimonio gastronómico a la humanidad.
Para empezar el recorrido en la capital tabasqueña en el municipio de Cunduacán, donde las propiedades de la enigmática golosina mexicana han revivido a una antigua hacienda que estaba en la ruina, la convierten en un museo interactivo dedicado al cacao.
En el museo te explican su cultivo, su historia y a los múltiples usos que se le puede dar, como también te muestran como se realiza el chocolate.
Un grupo de jóvenes gastrónomos están haciendo un gran esfuerzo en revalorizar al grano que en tiempos prehispánicos tenia. Fue usado como moneda de cambio, con el objetivo en proyectar todo su potencial al utilizarlo, también lo utilizan para la realización de mole.
También te muestran las diferentes formas de consumir el cacao, ya sea como infusión o como bebida refrescante o utilizarlo como exfoliante natural para el cutis y el cuerpo.
Una peculiar manera de usarlo que te ofrece el museo, es usar el chocolate en forma liquida como pintura para poder dejar una huella sobre un níveo muro, tu huella como constancia de la visita a la hacienda.
También en la ruta nos muestran que los Mayas hicieron en Comalcalco, la muestra de sus habilidades constructoras esto a través dél único centro ceremonial hecho con base en ladrillos del que se tiene constancia en el país.
Son hermosas estructuras grabadas y al mismo tiempo misteriosas y un paisaje verdaderamente cautivador, que se suman al valor histórico de esta zona arqueológica , ubicada muy cerca de la hacienda cacaotera Jesús María.
La flor del cacao es muy pequeña que solo puede ser polinizada por mosquitos, lo que hace entendible la necesitad de su presencia en el campo , para que se logre a ser semilla de cacao.
El recorrido es verdaderamente atractivo, es como un museo vivo que enseña paso a paso el proceso de conversión del cacao en chocolate y la relación que ha tenido este mágico grano en la vida de los antiguos mayas. Como base de su nutrición, moneda de cambio e incluso como afrodisíaco.
Para empezar el recorrido en la capital tabasqueña en el municipio de Cunduacán, donde las propiedades de la enigmática golosina mexicana han revivido a una antigua hacienda que estaba en la ruina, la convierten en un museo interactivo dedicado al cacao.
En el museo te explican su cultivo, su historia y a los múltiples usos que se le puede dar, como también te muestran como se realiza el chocolate.
Un grupo de jóvenes gastrónomos están haciendo un gran esfuerzo en revalorizar al grano que en tiempos prehispánicos tenia. Fue usado como moneda de cambio, con el objetivo en proyectar todo su potencial al utilizarlo, también lo utilizan para la realización de mole.
También te muestran las diferentes formas de consumir el cacao, ya sea como infusión o como bebida refrescante o utilizarlo como exfoliante natural para el cutis y el cuerpo.
Una peculiar manera de usarlo que te ofrece el museo, es usar el chocolate en forma liquida como pintura para poder dejar una huella sobre un níveo muro, tu huella como constancia de la visita a la hacienda.
También en la ruta nos muestran que los Mayas hicieron en Comalcalco, la muestra de sus habilidades constructoras esto a través dél único centro ceremonial hecho con base en ladrillos del que se tiene constancia en el país.
Son hermosas estructuras grabadas y al mismo tiempo misteriosas y un paisaje verdaderamente cautivador, que se suman al valor histórico de esta zona arqueológica , ubicada muy cerca de la hacienda cacaotera Jesús María.
La flor del cacao es muy pequeña que solo puede ser polinizada por mosquitos, lo que hace entendible la necesitad de su presencia en el campo , para que se logre a ser semilla de cacao.
El recorrido es verdaderamente atractivo, es como un museo vivo que enseña paso a paso el proceso de conversión del cacao en chocolate y la relación que ha tenido este mágico grano en la vida de los antiguos mayas. Como base de su nutrición, moneda de cambio e incluso como afrodisíaco.