Este texto debiera iniciar con un clásico inicio de biografía: “Gabilondo Soler nació en Orizaba Veracruz en el año de 1907, sus padres Don Tiburcio y Doña Emila, se fueron a vivir algunos años a España cuando el músico era muy joven”. Esta información bien podríamos haberla encontrada en la estampita biográfica comprada en cualquier papelería por la módica cantidad de 25 centavos; el problema está en que estas estampitas están casi extintas, han sido olvidadas y empujadas al exilio del recuerdo por la fastuosa modernidad de nuestros tiempos, la misma suerte ha corrido el legado de este músico y compositor. Hoy en día los más jóvenes al leer estas líneas seguramente se preguntaran ¿Y quién es ese señor?, tal como se preguntaba el músico mientras cantaba, en tanto se hacía acompañar de su violín y de un señor que imitaba el canto de un grillo, esto porque Soler incursiono en el mundo de la radio en el tiempo aquel en que los efectos especiales se hacían al momento durante las transmisiones en vivo en la naciente industria de la radio mexicana, allá por los años treinta.
El llamado grillo cantor les gusto a los niños de su época y hoy les resulta ajeno a las nuevas generaciones, no solo porque su música se tocaba hace ochenta años en la radio, sino también por su lenguaje amable y elegante, los niños de hoy ya no hablan así, las costumbres se han transformado con el tiempo. Una realidad triste pues la herencia musical del autor es muy rica y basta, hoy muy pocos reconocen en el, al genio autodidatico que aprendiera a tocar el piano observando una pianola mecanizada instalada a las afueras de unos baños públicos en su natal Orizaba.
El llamado grillo cantor les gusto a los niños de su época y hoy les resulta ajeno a las nuevas generaciones, no solo porque su música se tocaba hace ochenta años en la radio, sino también por su lenguaje amable y elegante, los niños de hoy ya no hablan así, las costumbres se han transformado con el tiempo. Una realidad triste pues la herencia musical del autor es muy rica y basta, hoy muy pocos reconocen en el, al genio autodidatico que aprendiera a tocar el piano observando una pianola mecanizada instalada a las afueras de unos baños públicos en su natal Orizaba.
Astrónomo, Torero, Marino y ávido lector de Esopo y Carl Sagan, Francisco Gabilondo Soler decidió tomar el sendero de la música sin saber que se inmortalizaría en el personaje de un grillo que el mismo creo y al que llamo Cri-Cri y el cual, según él, interpretaba las melodías que cantaba a los niños y que lo llevaron por las mieles del éxito artístico.
Esto no sucedió como en los cuentos de hadas que el contaba, su vida fue medianamente difícil y aun mas cuando intento tocar su piano en las estaciones de radio; en aquellos días tenia frente de si a músicos de la talla de Agustín Lara y Gonzalo Curiel; la anécdota cuenta que un día lo mando llamar Emilio Azcárraga, que por esos días era un incipiente empresario de la radio y le dijo: “Mire Pancho yo he notado que los escuincles se pegan a escuchar la música que usted toca, porque no le pone letra a la marcha de Zacatecas y hace algo para los chamacos”, Gabilondo le tomo la palabra al jefe, pero decidió hacerlo con su propio repertorio y ante la sorpresa de sus colegas se le dio una oportunidad en la XEW en el año de 1934 y dejo atrás su vida de pianista de bares.
En nuestros días existen algunos clubs de fans y en internet algunas páginas dedicadas al legado artístico del músico, muchos de ellos niegan que la música del grillo cantor haya desaparecido y llaman a su música atemporal y vigente, la verdad es que algunas de sus piezas todavía permanecen en la memoria del colectivo y llegan a ser tocadas en los festivales de las escuelas primarias mas por nostalgia que por otra cosa. Muy pocos recuerdan al músico como lo que fue, un verdadero genio que lleno de imaginación e inspiración creo personajes y melodías inigualables. Al paso del tiempo logro triunfar y ser reconocido en muchos países, sus canciones fueron tocadas por orquestas de casi todo el mundo y fue pionero también de la televisión en blanco y negro en México.
Esto no sucedió como en los cuentos de hadas que el contaba, su vida fue medianamente difícil y aun mas cuando intento tocar su piano en las estaciones de radio; en aquellos días tenia frente de si a músicos de la talla de Agustín Lara y Gonzalo Curiel; la anécdota cuenta que un día lo mando llamar Emilio Azcárraga, que por esos días era un incipiente empresario de la radio y le dijo: “Mire Pancho yo he notado que los escuincles se pegan a escuchar la música que usted toca, porque no le pone letra a la marcha de Zacatecas y hace algo para los chamacos”, Gabilondo le tomo la palabra al jefe, pero decidió hacerlo con su propio repertorio y ante la sorpresa de sus colegas se le dio una oportunidad en la XEW en el año de 1934 y dejo atrás su vida de pianista de bares.
En nuestros días existen algunos clubs de fans y en internet algunas páginas dedicadas al legado artístico del músico, muchos de ellos niegan que la música del grillo cantor haya desaparecido y llaman a su música atemporal y vigente, la verdad es que algunas de sus piezas todavía permanecen en la memoria del colectivo y llegan a ser tocadas en los festivales de las escuelas primarias mas por nostalgia que por otra cosa. Muy pocos recuerdan al músico como lo que fue, un verdadero genio que lleno de imaginación e inspiración creo personajes y melodías inigualables. Al paso del tiempo logro triunfar y ser reconocido en muchos países, sus canciones fueron tocadas por orquestas de casi todo el mundo y fue pionero también de la televisión en blanco y negro en México.
Su acenso a la fama fue meteórico, pronto fue requerido en diversos programas de radio y paso de ser el guasón del piano como era llamado al inicio de su carrera a él grillito cantor, sus melodías agiles y lúdicas terminaron por ganarse al publico menudo. A pesar de la fama nunca Gabilondo olvido a su natal Veracruz e imprimió el ritmo y cadencia de la gente de su pueblo en canciones como “Mete Tete” o el carácter jocoso y desenfadado de los jarochos en “Negrito Sandia” evocando a la raza morena que tanta influencia tuvo en su tierra y presente en la entrañable canción llamada “Negrita Cucurumbe”, otras más fueron inspiradas por la navegación y la astronomía, actividades que le apasionaban, hubo también algunas muy singulares como la del “Jicote” donde el autor se retrataba junto a Walt Disney con quien trabajo solo en una ocasión
Casi como en uno de sus cuentos un buen día Gabilondo Soler decidió recluirse en su casa de Texcoco y alejarse de la gente, ya que según contaban al verse rodeado por más de cinco personas el músico se sentía incomodo, de ahí su aversión a las entrevistas y homenajes, se convirtió en un anciano solitario y senil hasta que murió en 1990. Creador de más de trescientos personajes dejo en su casa una maleta con más de doscientas canciones sin grabar y la nostalgia de una época que permanecerá hasta que las ultimas generaciones que se acuerden de él y prevalezca, después solo vendrá el olvido.
Gabilodo Soler, decia “ Los niños nunca sabe que son niños hasta dejan de ser niños, esa es la tragedia del mundo”
Lic. Roberto Pérez Becerra
[email protected]
Gabilodo Soler, decia “ Los niños nunca sabe que son niños hasta dejan de ser niños, esa es la tragedia del mundo”
Lic. Roberto Pérez Becerra
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