La Revolución en México se realizó entre batallas, traiciones y gestas heroicas, que se volvieron leyendas que aun permanecen entre la gente de nuestro pueblo, muchas de estas se gestaron en medio del licor, del café y humo del cigarro de las cantinas y restaurantes de aquella época. Lugares que hoy como en aquellos días siguen sirviendo como espacio donde se divierte y relaja la tropa.
En medio de estos bulliciosos tugurios se planeaban estrategias y se sellaban en no pocas ocasiones los destinos de hombres y mujeres; ahí también se materializo la inspiración de intelectuales abrumados por la guerra o la curiosidad de insipientes periodistas que no perdían oportunidad para dar testimonio de las tragedias y glorias del movimiento armado.
Algunos de estos lugares, que tuvieron su auge en esta época, aun se mantienen de pie y abren sus puertas para que con un caliente sorbo hagamos un viaje en el tiempo abrazados por sus techos y paredes llenos de recuerdos, muchos de ellos, materializados por fotografías en blanco y negro que al pie rezan el clásico “Abierto Desde…”
Así en estos días que se celebra la revolución mexicana no vendría mal un recorrido por estos lugares y nada mejor para comenzar que ir a visitar a las diosas de los molletes allá en la casa de los azulejos en pleno centro histórico a un lado del Palacio de Bellas Artes, donde el general Zapata se fue a sentar con sus tropas, dicen, a tomar descanso y un merecido almuerzo, y ya que comenzamos nuestro recorrido por el centro histórico que les parece ir a visitar el sitio donde se encontraba el bar “España” allá en las calles de correo mayor y moneda, donde en 1883 se servían los mejores tragos del rumbo, ahí un cantinero apodado “Manzanita” despachaba diariamente sus tragos a un enorme hombre de mirada adusta y gestos firmes conocido hoy como el novio de la muerte, Don Guadalupe Posada, quien con su prodigiosa mano e inspiración ilustro muchos corridos de la época y dejo en sus grabados la estampa fiel de los devenires de la Revolución.
En medio de estos bulliciosos tugurios se planeaban estrategias y se sellaban en no pocas ocasiones los destinos de hombres y mujeres; ahí también se materializo la inspiración de intelectuales abrumados por la guerra o la curiosidad de insipientes periodistas que no perdían oportunidad para dar testimonio de las tragedias y glorias del movimiento armado.
Algunos de estos lugares, que tuvieron su auge en esta época, aun se mantienen de pie y abren sus puertas para que con un caliente sorbo hagamos un viaje en el tiempo abrazados por sus techos y paredes llenos de recuerdos, muchos de ellos, materializados por fotografías en blanco y negro que al pie rezan el clásico “Abierto Desde…”
Así en estos días que se celebra la revolución mexicana no vendría mal un recorrido por estos lugares y nada mejor para comenzar que ir a visitar a las diosas de los molletes allá en la casa de los azulejos en pleno centro histórico a un lado del Palacio de Bellas Artes, donde el general Zapata se fue a sentar con sus tropas, dicen, a tomar descanso y un merecido almuerzo, y ya que comenzamos nuestro recorrido por el centro histórico que les parece ir a visitar el sitio donde se encontraba el bar “España” allá en las calles de correo mayor y moneda, donde en 1883 se servían los mejores tragos del rumbo, ahí un cantinero apodado “Manzanita” despachaba diariamente sus tragos a un enorme hombre de mirada adusta y gestos firmes conocido hoy como el novio de la muerte, Don Guadalupe Posada, quien con su prodigiosa mano e inspiración ilustro muchos corridos de la época y dejo en sus grabados la estampa fiel de los devenires de la Revolución.
Más allá en la calle de Filomeno Mata a un lado del palacio de minería bien podríamos hacer nuestra siguiente escala en el bar llamado “La Opera” abierto durante el Porfiriato en el año de 1870 y donde aún se conserva el supuesto balazo que el general Villa disparara a el techo y del que solo quedan como testigos el hoyo y la fama del acontecimiento, porque la gloria del lugar francamente esta casi olvidada.
Y si lo que usted busca es un lugar más bohemio con aire nostálgico, porque no se da una vuelta por la cantina “La Peninsular” inaugurada en 1872 y que en últimos años ha sido remodelada para disfrute de sus asiduos clientes, escenario de interminables noches de bohemias. En sus mesas alguna vez estuvieron sentados Manuel Acuña, Justo Sierra, Juan de Dios Peza y muchos escritores e intelectuales más de la época.
Muy cerca de ahí subsiste también la cantina “La Potosina” que es predilecta de los paladares exigentes a la hora de pedir la botana de tres tiempos, entre los muros de aquel lugar Zapatistas y Villistas no en pocas ocasiones iniciaron al calor de las copas las más grandes broncas a sillazos y balazos al puro estilo de las películas americanas; las historias espíritu–lúdicas- etílicas de los parroquianos asiduos del lugar dan cuenta de que de ahí partió Zapata a su encuentro con Villa quien lo esperaba en Palacio Nacional para luego inmortalizarse en la foto del archivo Casasola en donde dice hasta la muerte se fue a retratar.
Como podrá ver usted en este recorrido podrá encontrar un poco de todo y mas… y si su gusto es más bien tequilero ahí está el bar “Alfonso” fundado, propiamente por Don Alfonso Ramírez cuando casi terminaba la Revolución e iniciaba la rebatinga por la silla presidencial, ubicada en la calle de Motolinia casi esquina con 5 de mayo el ambiente del lugar es más bien nostálgico y apacible, ahí la especialidad esta en los tequilas y el cubilete, cuando uno se encuentra ahí se topa de frente con la imagen del escritor Don Andrés Henestrosa quien fue asiduo de aquel lugar, bebedor de mezcal oaxaqueño y buen conversador.
Ya entrados en ambiente revolucionario que le parece si para bajar los aires de tan vertiginoso viaje nos dirigimos al “café Tacuba” donde algunos artistas como Diego Rivera y Lupe Marín hicieran refugio en sus andanzas y correrías, sitio también donde fue asesinado Manilo Fabio Altamirano reconocido político post revolucionario, lugar de historias e incendios, afamado por sus exquisitos platillos hay que hacer largas filas para sentarse a tomar un café en sus mesas, nada como uno bien cargado para terminar nuestro recorrido por la historia, el sabor y la tradición de los bares y cantinas de época que en estas festividades son una buena opción para encontrarnos donde se escribieron algunos capítulos de la gesta revolucionaria de nuestro pueblo, para ir a sentarnos ahí en sus mesas donde se guarda la nostalgia y la evocación de un tiempo confuso y sangriento donde también se escribieron leyendas e historias inolvidables.
Lic. Roberto Pérez Becerra
[email protected]
Ya entrados en ambiente revolucionario que le parece si para bajar los aires de tan vertiginoso viaje nos dirigimos al “café Tacuba” donde algunos artistas como Diego Rivera y Lupe Marín hicieran refugio en sus andanzas y correrías, sitio también donde fue asesinado Manilo Fabio Altamirano reconocido político post revolucionario, lugar de historias e incendios, afamado por sus exquisitos platillos hay que hacer largas filas para sentarse a tomar un café en sus mesas, nada como uno bien cargado para terminar nuestro recorrido por la historia, el sabor y la tradición de los bares y cantinas de época que en estas festividades son una buena opción para encontrarnos donde se escribieron algunos capítulos de la gesta revolucionaria de nuestro pueblo, para ir a sentarnos ahí en sus mesas donde se guarda la nostalgia y la evocación de un tiempo confuso y sangriento donde también se escribieron leyendas e historias inolvidables.
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