
13 vo. Juevebes literario
-El libro «Los versos satánicos, de Salman Rushdie»
Nota.-Durante bastante tiempo tenía curiosidad por empezar este libro, considerado como uno de los más polémicos de la historia y obra cumbre (junto con Hijos de las medianoche) del escritor británico de origen hindú Salman Rushdie.
La cuestión es que, una vez finalizado, el libro tiene bastantes más puntos a comentar que el origen morboso, que me llevo a comprar este clásico , no sólo por sus muchas interpretaciones o los análisis que les puedes dar sino por esa pérdida de la identidad en un mundo cada vez más globalizado, en donde después de tantos años y guerras el mundo árabe, está mucho más cerca de nosotros, aún así recuerdo algunas imágenes en mi juventud de los actores del conflicto y que obviamente sólo sabía que al escritor lo querían matar, por el hecho de que parte de los pasajes del libro condenasen a Rushdie a ocultarse tras ponerse precio a su cabeza por parte de Ruhollah Khomeini, Ayatolá de Irán en 1988; (se acuerdan ere el viejito barba blanca con turbante negro) y como dato curioso la condena a Rushdie continúa vigente, cuánto Pinche odio me caí, así como el de algunas Ex’s.
Chupirul Coqueto “Café Irlandés”
Ingredientes
* 1 Taza de café
* 2 cucharadas de azúcar morena
* 50 ml de Whiskey
* Espuma o crema batida
* Un poco de canela
Preparación
En una taza alta o copa resistente al microondas y preferiblemente de vidrio vertimos el whiskey y las cucharadas de azúcar.
Ponemos a calentar el alcohol con el azúcar durante 50 segundos en el microondas
Servimos encima el café directamente de la cafetera, dejando al menos un par de centímetros hasta el borde de la taza
Decoramos con la crema batida y su toquecito de canela en polvo.
Análisis de «Los versos satánicos, de Salman Rushdie»
Los versos satánicos tiene como protagonistas a dos personajes hindús: Gibreel Farishta, el actor más famoso de Bollywood, y Saladin Chamcha, conocido como el Hombre de las Mil Voces por su capacidad para el doblaje y amante de la cultura británica por encima de todas las cosas. Ambos personajes se conocen a bordo del vuelo Bostan 706, el cual explota sobre el Canal de la Mancha a causa de un atentado terrorista.
Durante la caída, Gibreel comienza a sufrir alucinaciones que lo conectan en tiempo y espacio con otros escenarios y personajes, en concreto, la antigua ciudad de La Meca (llamada aquí Jahilia), una zona al norte de la India que inicia una peregrinación conducida por una creyente llamada Ayesha, para encontrarse con el Iman, un líder árabe en Londres, que está en el exilio.
La realidad es que caer sobre las gélidas costas de Reino Unido y, ambos personajes se separan, sumergiéndose en un Londres convulso en el que Saladin, el segundo en discordia, se oculta en un café indio cuando comienzan a brotarle cuernos de la cabeza y adquiere la apariencia del mismísimo Satanás( conozco a varios cuates míos que también después de echarse un café Irlandés, se les ven los cuernos, pero esas son otras historias).
Ambos personajes se encuentran, se pierden y se enfrentan en un Londres confundido y mestizado, en el que Gibreel y Saladin juegan los papeles del duelo más antiguo del mundo: el del ángel y el mismísimo demonio.
Rara vez me había reído con un libro como con este, especialmente por el tono irónico que Rushdie utiliza a lo largo de la obra. Y es que Los versos satánicos no es sólo un libro sobre la religión, sino también sobre la globalización, la pérdida de identidad, el amor, la apropiación cultural y una fe dormida en estos tiempos en el que muchas de las antiguas colonias de Occidente (véase la India y todas las chavas que después de un divorcio y ver la película de Comer, Rezar y Amar, quieren ir a encontrase en un templo Indú, neta ni como ayudar) total aún continúan buscándose a si mismas.
A su vez, el libro denota una imaginación desbordante, no sólo en sus metáforas y estilo, sino también en historias como las de Rosa Diamond, la anglo-argentina que acoge a los protagonistas al caer del avión, o esa peregrinación encabezada por Ayesha, una niña cubierta de mariposas que se propone abrir las aguas del Mar de Arabia a modo de Moisés contemporáneo.
El único fallo, en mi opinión, sería la constante necesidad por introducir personajes a los que describir pero que no aportan demasiado a la trama, lo cual resta fluidez al conjunto y hace que la lectura se vuelva algo pesada en algunos tramos. No obstante, es un detalle mínimo comparado con todas esas otras virtudes de un libro que todo lector debería ojear en algún momento, esté o no a favor del islamismo, la globalización o demás movimiento de nuestro tiempo ( Chairos, neta si absténganse, créanme no lo entenderían).
El aspecto más polémico de Los versos satánicos radica en las visiones del personaje de Gibreel, alias arcángel Gabriel y presente en esa interpolarización del Corán que supone su visión de Jahilia (o La Meca), en la que se deja entrever que el nacimiento del Corán y el ascenso al poder del profeta Mahoma se debió a una simple cuestión de tráfico de influencias (Ya veo a AMLO, gritando Mahoma es Corrupto, vamos a ver qué opina el pueblo).
La segunda visión, la del Imán oculto en Londres, es una directa alusión a la figura del Ayatolá Ruhollah Musaví Jomeini, ( también encontré qué hay quienes lo escriben con J cuando se refieren más a la forma de cómo se pronuncia) líder iraní y fundador de la Unión Islámica de Irán a finales de los 70.
Y fue él mismo (Ósea que todo el pex, es que el viejito se puso el saco, no le gusto y le agarró tirria al escritor) quien, tras la publicación del libro en 1988, emitió una fetua (u orden legal según el gobierno iraní) en la que se pedía la cabeza de Rushdie y la de todo aquel implicado en el libro. De tal modo, el escritor tuvo que mantenerse oculto durante varios años, si bien allegados como Hitoshi Igarashi, traductor japonés del libro, fue asesinado en 1991. ( así que si no saben nada de mi el próximo jueves, ya saben que ingen a su mauser los vejetes fanáticos con K o con J)
Lo peor de todo es que, aunque Rushdie sucumbiera a la redención(Ósea se pelara), la fetua continua activa según las autoridades de Irán. De hecho, el precio por su cabeza aumentó a 3.3 millones de dólares en 2016, y no más por que seguimos en pandemia, por lo que este año no se actualizó.
Los versos satánicos de Salman Rushdie es un libro que gustará a quienes sienten especial atracción por las sociedades y su modo de organización, culturas extremistas o religiosas, ya saben ondas entre el bien y el mal, y el mundo en que vivimos hoy día (la cosa a mi humilde parecer no ha cambiado tanto desde 1988), aunque los que me conocen saben que cuando doy mi humilde opinión, es porque ya la ultra cheque, lo padre es que al mismo tiempo que la lectura supone un paseo por esos lugares exóticos y más de una polémica visión por esos pasajes de la historia de cuyo fanatismo todos hemos sido testigos durante los últimos años.
En contra de lo que establece el Corán, que prohíbe explícitamente el consumo de cualquier cantidad de alcohol, se asegura que los musulmanes pueden tomar bebidas que tengan hasta un 0,5% de alcohol, siempre y cuando haya fermentado de manera natural, según, así que seguimos pegándole con todo al chupirul Coqueto café irlandés y a ver díganme algo!!!
Total sigo viendo cómo el Ángel y el Chamuco se siguen dando su cates!!!
Si manejan no lean no sean burros, hasta la próxima!!
Gabriel Cervantes Laguna
-El libro «Los versos satánicos, de Salman Rushdie»
Nota.-Durante bastante tiempo tenía curiosidad por empezar este libro, considerado como uno de los más polémicos de la historia y obra cumbre (junto con Hijos de las medianoche) del escritor británico de origen hindú Salman Rushdie.
La cuestión es que, una vez finalizado, el libro tiene bastantes más puntos a comentar que el origen morboso, que me llevo a comprar este clásico , no sólo por sus muchas interpretaciones o los análisis que les puedes dar sino por esa pérdida de la identidad en un mundo cada vez más globalizado, en donde después de tantos años y guerras el mundo árabe, está mucho más cerca de nosotros, aún así recuerdo algunas imágenes en mi juventud de los actores del conflicto y que obviamente sólo sabía que al escritor lo querían matar, por el hecho de que parte de los pasajes del libro condenasen a Rushdie a ocultarse tras ponerse precio a su cabeza por parte de Ruhollah Khomeini, Ayatolá de Irán en 1988; (se acuerdan ere el viejito barba blanca con turbante negro) y como dato curioso la condena a Rushdie continúa vigente, cuánto Pinche odio me caí, así como el de algunas Ex’s.
Chupirul Coqueto “Café Irlandés”
Ingredientes
* 1 Taza de café
* 2 cucharadas de azúcar morena
* 50 ml de Whiskey
* Espuma o crema batida
* Un poco de canela
Preparación
En una taza alta o copa resistente al microondas y preferiblemente de vidrio vertimos el whiskey y las cucharadas de azúcar.
Ponemos a calentar el alcohol con el azúcar durante 50 segundos en el microondas
Servimos encima el café directamente de la cafetera, dejando al menos un par de centímetros hasta el borde de la taza
Decoramos con la crema batida y su toquecito de canela en polvo.
Análisis de «Los versos satánicos, de Salman Rushdie»
Los versos satánicos tiene como protagonistas a dos personajes hindús: Gibreel Farishta, el actor más famoso de Bollywood, y Saladin Chamcha, conocido como el Hombre de las Mil Voces por su capacidad para el doblaje y amante de la cultura británica por encima de todas las cosas. Ambos personajes se conocen a bordo del vuelo Bostan 706, el cual explota sobre el Canal de la Mancha a causa de un atentado terrorista.
Durante la caída, Gibreel comienza a sufrir alucinaciones que lo conectan en tiempo y espacio con otros escenarios y personajes, en concreto, la antigua ciudad de La Meca (llamada aquí Jahilia), una zona al norte de la India que inicia una peregrinación conducida por una creyente llamada Ayesha, para encontrarse con el Iman, un líder árabe en Londres, que está en el exilio.
La realidad es que caer sobre las gélidas costas de Reino Unido y, ambos personajes se separan, sumergiéndose en un Londres convulso en el que Saladin, el segundo en discordia, se oculta en un café indio cuando comienzan a brotarle cuernos de la cabeza y adquiere la apariencia del mismísimo Satanás( conozco a varios cuates míos que también después de echarse un café Irlandés, se les ven los cuernos, pero esas son otras historias).
Ambos personajes se encuentran, se pierden y se enfrentan en un Londres confundido y mestizado, en el que Gibreel y Saladin juegan los papeles del duelo más antiguo del mundo: el del ángel y el mismísimo demonio.
Rara vez me había reído con un libro como con este, especialmente por el tono irónico que Rushdie utiliza a lo largo de la obra. Y es que Los versos satánicos no es sólo un libro sobre la religión, sino también sobre la globalización, la pérdida de identidad, el amor, la apropiación cultural y una fe dormida en estos tiempos en el que muchas de las antiguas colonias de Occidente (véase la India y todas las chavas que después de un divorcio y ver la película de Comer, Rezar y Amar, quieren ir a encontrase en un templo Indú, neta ni como ayudar) total aún continúan buscándose a si mismas.
A su vez, el libro denota una imaginación desbordante, no sólo en sus metáforas y estilo, sino también en historias como las de Rosa Diamond, la anglo-argentina que acoge a los protagonistas al caer del avión, o esa peregrinación encabezada por Ayesha, una niña cubierta de mariposas que se propone abrir las aguas del Mar de Arabia a modo de Moisés contemporáneo.
El único fallo, en mi opinión, sería la constante necesidad por introducir personajes a los que describir pero que no aportan demasiado a la trama, lo cual resta fluidez al conjunto y hace que la lectura se vuelva algo pesada en algunos tramos. No obstante, es un detalle mínimo comparado con todas esas otras virtudes de un libro que todo lector debería ojear en algún momento, esté o no a favor del islamismo, la globalización o demás movimiento de nuestro tiempo ( Chairos, neta si absténganse, créanme no lo entenderían).
El aspecto más polémico de Los versos satánicos radica en las visiones del personaje de Gibreel, alias arcángel Gabriel y presente en esa interpolarización del Corán que supone su visión de Jahilia (o La Meca), en la que se deja entrever que el nacimiento del Corán y el ascenso al poder del profeta Mahoma se debió a una simple cuestión de tráfico de influencias (Ya veo a AMLO, gritando Mahoma es Corrupto, vamos a ver qué opina el pueblo).
La segunda visión, la del Imán oculto en Londres, es una directa alusión a la figura del Ayatolá Ruhollah Musaví Jomeini, ( también encontré qué hay quienes lo escriben con J cuando se refieren más a la forma de cómo se pronuncia) líder iraní y fundador de la Unión Islámica de Irán a finales de los 70.
Y fue él mismo (Ósea que todo el pex, es que el viejito se puso el saco, no le gusto y le agarró tirria al escritor) quien, tras la publicación del libro en 1988, emitió una fetua (u orden legal según el gobierno iraní) en la que se pedía la cabeza de Rushdie y la de todo aquel implicado en el libro. De tal modo, el escritor tuvo que mantenerse oculto durante varios años, si bien allegados como Hitoshi Igarashi, traductor japonés del libro, fue asesinado en 1991. ( así que si no saben nada de mi el próximo jueves, ya saben que ingen a su mauser los vejetes fanáticos con K o con J)
Lo peor de todo es que, aunque Rushdie sucumbiera a la redención(Ósea se pelara), la fetua continua activa según las autoridades de Irán. De hecho, el precio por su cabeza aumentó a 3.3 millones de dólares en 2016, y no más por que seguimos en pandemia, por lo que este año no se actualizó.
Los versos satánicos de Salman Rushdie es un libro que gustará a quienes sienten especial atracción por las sociedades y su modo de organización, culturas extremistas o religiosas, ya saben ondas entre el bien y el mal, y el mundo en que vivimos hoy día (la cosa a mi humilde parecer no ha cambiado tanto desde 1988), aunque los que me conocen saben que cuando doy mi humilde opinión, es porque ya la ultra cheque, lo padre es que al mismo tiempo que la lectura supone un paseo por esos lugares exóticos y más de una polémica visión por esos pasajes de la historia de cuyo fanatismo todos hemos sido testigos durante los últimos años.
En contra de lo que establece el Corán, que prohíbe explícitamente el consumo de cualquier cantidad de alcohol, se asegura que los musulmanes pueden tomar bebidas que tengan hasta un 0,5% de alcohol, siempre y cuando haya fermentado de manera natural, según, así que seguimos pegándole con todo al chupirul Coqueto café irlandés y a ver díganme algo!!!
Total sigo viendo cómo el Ángel y el Chamuco se siguen dando su cates!!!
Si manejan no lean no sean burros, hasta la próxima!!
Gabriel Cervantes Laguna